El Acoso Escolar en Diabetes Tipo 1: Una Carga Adicional que Debemos Visibilizar y Combatir
Por Dani Hans, fundador de ACADEMIA DANI HANS
Hola a todos, soy Dani Hans. Como muchos de vosotros sabéis, además de mi profesión, convivo con la diabetes tipo 1 (DT1) desde los 6 años. Hoy quiero abordar un tema que, desde mi doble perspectiva como profesional y como persona con DT1, considero de una importancia capital y que, lamentablemente, sigue siendo una realidad para muchos niños y jóvenes: el acoso escolar o bullying.

Gestionar la diabetes tipo 1 durante la infancia y la adolescencia ya es de por sí un reto mayúsculo. Es una etapa de aprendizaje constante sobre el propio cuerpo, de adaptación a una rutina de mediciones, inyecciones o infusores de insulina, y de toma de decisiones que afectan directamente a la salud. Añadir a esta ecuación la carga del acoso escolar es someter a los jóvenes a una presión que puede tener consecuencias devastadoras, no solo a nivel emocional, sino también en el control de su diabetes. Y esto no es una opinión, es una realidad respaldada por la evidencia científica.
La Evidencia Científica del Acoso en la Diabetes Tipo 1
Lejos de ser incidentes aislados, diversos estudios han demostrado que los niños y adolescentes con enfermedades crónicas, y específicamente con diabetes tipo 1, son más vulnerables al acoso escolar. Una revisión sistemática de estudios publicada en el Jornal de Pediatria encontró que la mayoría de las investigaciones identifican una mayor frecuencia de victimización en jóvenes con diabetes en comparación con sus compañeros sanos.

El bullying puede manifestarse de diversas formas:
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Verbal: Burlas sobre la comida ("¿otra vez estás comiendo?"), motes relacionados con las inyecciones o la bomba de insulina ("robot", "yonqui").
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Físico: Esconder el medidor de glucosa, empujones que pueden provocar una hipoglucemia o dañar los dispositivos.
- Social y Psicológico: Exclusión de actividades por "ser diferente", difusión de rumores o ciberacoso a través de las redes sociales.
El problema fundamental es que el manejo visible de la diabetes (medir la glucosa, administrarse insulina, llevar una bomba o un sensor) se convierte en el foco de la ignorancia y la crueldad.
El Doble Impacto del Bullying: Salud Mental y Control Glucémico

El acoso escolar tiene un impacto directo y medible tanto en el bienestar psicológico como en la salud física de quien lo padece.
Impacto Psicológico y Social
Las consecuencias a nivel de salud mental son profundas. La evidencia científica relaciona el acoso con un aumento significativo de:
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Ansiedad y Estrés: El estado de alerta constante ante la posibilidad de ser acosado genera un estrés crónico.
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Síntomas Depresivos: El aislamiento, la humillación y la sensación de indefensión son un caldo de cultivo para la depresión.
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Baja Autoestima: El joven puede internalizar los mensajes negativos, sintiéndose avergonzado de su condición.
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Aislamiento: Para evitar el acoso, muchos optan por ocultar su diabetes, saltándose mediciones o inyecciones en público, lo que les lleva a aislarse de sus compañeros.
Impacto en el Control Glucémico
Aquí es donde la situación se vuelve aún más peligrosa. La conexión entre el bullying y un peor control de la diabetes está bien documentada. Un estudio publicado en el Journal of Pediatric Psychology encontró que el acoso relacionado con la diabetes se asociaba positivamente con niveles más altos de hemoglobina glicosilada (HbA1c), el principal indicador del control glucémico a largo plazo.
¿Cómo se produce este deterioro del control? Por dos vías principales:
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La vía fisiológica: El estrés libera hormonas como el cortisol, que pueden aumentar la resistencia a la insulina y elevar los niveles de glucosa en sangre. El estrés crónico, por tanto, dificulta enormemente mantener la glucosa en rango.
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La vía conductual: Es la más preocupante. Por miedo o vergüenza, el niño o adolescente puede empezar a evitar las rutinas esenciales para su cuidado:
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Omitir mediciones de glucosa en el colegio.
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No inyectarse la insulina a la hora de la comida.
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Comer a deshoras o alimentos no adecuados para no sentirse diferente en el grupo.
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Ocultar los dispositivos (bombas de insulina, sensores de glucosa), lo que puede llevar a un mal funcionamiento o a no recibir las alarmas de hipo o hiperglucemia.
Este comportamiento de evitación es una estrategia de supervivencia ante el acoso, pero que, a la larga, pone en grave riesgo su salud presente y futura.
Estrategias Basadas en la Evidencia: ¿Qué Podemos Hacer?
Combatir el acoso escolar en niños con diabetes tipo 1 requiere una acción coordinada entre la familia, el entorno educativo y los propios jóvenes.

Para Padres y Madres:
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Comunicación Abierta y Empática: Cread un espacio seguro en casa donde vuestro hijo o hija se sienta cómodo para hablar de sus miedos y experiencias. Estad atentos a señales de alarma como cambios de humor, reticencia a ir al colegio o un empeoramiento inexplicable de sus niveles de glucosa.
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Educación y Empoderamiento: Dotad a vuestro hijo de las herramientas para explicar su diabetes de forma sencilla y asertiva. Practicad posibles respuestas a preguntas o comentarios impertinentes. El conocimiento es poder.
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Coordinación con el Centro Educativo: Informad a los tutores y a la dirección del centro sobre la diabetes de vuestro hijo y sobre la importancia de un entorno seguro. No se trata de sobreproteger, sino de educar al personal docente para que puedan actuar.
Para el Entorno Educativo:
Está demostrado que las intervenciones más eficaces son las que involucran a toda la comunidad escolar (whole-school approach).
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Formación del Profesorado: Es crucial que los profesores entiendan qué es la diabetes tipo 1, cómo se maneja y por qué un comentario aparentemente inofensivo puede ser tan dañino.
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Educación entre Iguales: Organizar charlas o talleres informativos sobre la diabetes (¡y otras condiciones de salud!) puede reducir el estigma y fomentar la empatía. Cuando los compañeros entienden que la diabetes no es contagiosa y que los cuidados son simplemente una parte de la vida de su amigo, el miedo y la desconfianza disminuyen.
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Protocolos Claros de Actuación: El centro debe tener una política de tolerancia cero contra el acoso y unos protocolos claros para cuando se detecte un caso.
Para los Jóvenes con Diabetes Tipo 1:
Sé que no es fácil, pero es importante que recuerdes que tu diabetes no te define, pero tu valentía al afrontarla sí.
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Busca Apoyo: Habla con tus padres, amigos de confianza, profesores o con el psicólogo del colegio. No estás solo.
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Fórmate: Cuanto mejor entiendas tu diabetes, más seguro te sentirás para explicarla y para que los comentarios malintencionados no te afecten.
En definitiva, el acoso escolar es un problema de salud pública que, en el caso de los niños y adolescentes con diabetes tipo 1, adquiere una dimensión aún más grave al interferir directamente con el tratamiento de su condición. Es responsabilidad de todos —familias, educadores y sociedad en general— crear un entorno seguro, informado y empático donde cada niño pueda crecer y gestionar su salud sin miedo y sin barreras.
No permitamos que la ignorancia y el prejuicio pongan en riesgo la salud de nuestros jóvenes.
Por Dani Hans, fundador de ACADEMIA DANI HANS